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Cree en el Señor Jesucristo y seras salvo tú y tu casa. Hechos 16:31

La Salvación

La salvación es la decisión más importante de la vida de un ser humano. ¡LA SALVACIÓN ES LA DECISIÓN MAS IMPORTANTE EN TU VIDA! Esta enseñanza tiene como propósito que conozcas el significado de la salvación y explicarte brevemente lo que te ha pasado espiritualmente y como esta decisión ha cambiado tu relación con Dios y por ende tu vida. Para cumplir con este objetivo nos hemos apoyado en La Biblia, la palabra de Dios, cariñosamente para nosotros El Manual del Creador.
¿Qué es la salvación?
La salvación es un regalo de amor y gracia inmerecido que nos reconcilia con Dios y nos da la vida eterna.
Juan 3:16-18 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
La salvación es por fe y no por obras. Como todo regalo, la salvación proviene de quien la otorga y es totalmente inmerecida. Es por la gracia y la misericordia de Dios que somos salvos. En nuestra humanidad caída ninguno de nosotros merece la salvación.
Efesios 2:1-9 “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),  y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
¿Cómo podemos ser salvos?
Romanos 10:8-10 “Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Al aceptar a Cristo como nuestro Señor y salvador su sacrificio en la cruz nos libera de la condenación (la muerte) que entró al mundo por el pecado de Adán y Eva, la primera pareja humana.
Hay sólo dos tipos de personas en el mundo: los salvos y los no salvos.
Los no salvos (Familia de Adán): son quienes no han recibido a Jesucristo como su salvador.
Llegamos al mundo siendo parte de esta familia porque entramos a ella por el nacimiento natural a través de nuestros padres biológicos, que son descendientes de Adán y Eva.
En Génesis 5:3 se nos enseña que nosotros somos descendientes de Adán y nacemos "a su semejanza"; por lo tanto, heredamos su naturaleza pecaminosa.
En el libro de Romanos 5:12 leemos: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre (Adán) y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron".
Lee Romanos 6:23 y 1 Corintios. 15:22.

Sin embargo, Dios tiene un plan para nuestra vida y ese plan incluye un nuevo nacimiento y por ende una nueva familia y una nueva vida.

Los salvos (Familia de Jesús): somos quienes hemos creído en Jesucristo como nuestro salvador.
Juan 1: 12‐13 lee “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (esta es tu decisión al confiar en Jesucristo como tu Salvador) les dio potestad de ser hechos hijos de Dios: los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.

En Juan 3:3 nos dice Jesús: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.

Así entras en la familia de Dios. Así hemos entrado todos los cristianos. No es un nacimiento físico sino espiritual y este nuevo nacimiento te hace miembro de la familia de Dios, así como tu nacimiento físico te hizo parte de la familia de tu padre biológico. Ahora eres hijo de Dios por nacimiento espiritual.

Como resultado de tu nuevo nacimiento, heredas la naturaleza divina de Dios y tienes el regalo de la vida eterna. Los siguientes versículos sustentan esta verdad.

Juan 6:47: “EI que cree en mí, tiene vida eterna”,
Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna”
1 Juan 5:12 “El que tiene al Hijo, tiene la vida”.

También como parte de esta nueva naturaleza recibes al espíritu santo de Dios. Tu cuerpo es ahora templo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo de Dios vive dentro de ti.

En 1 Corintios 6:19, Pablo hablando a los cristianos dice:
 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Efesios 1:13 nos confirma que, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
La biblia nos enseña que el Espíritu Santo de Dios nos guía a toda verdad. En Juan 16:13, Jesús anuncia: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad.”
Como hemos visto al leer los versículos anteriores muchas cosas cambian en nosotros cuando tomamos la decisión de ser salvos.
2 Corintios 5: 17‐18: “De modo que sí alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo”.
Sin embargo, sabemos que el ser humano es cuerpo, alma, y espíritu. Nuestro espíritu es renovado cuando aceptamos a Cristo, pero nuestra alma y nuestra carne permanecen. La renovación de estas viene con nuestra relación con Dios, nuestra disposición de entregar nuestras cargas a Cristo, y nuestra obediencia al someternos a la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

Tú no pierdes la naturaleza pecaminosa después de nacer de nuevo espiritualmente. Esto es obvio, puesto que aún sigues fallando. Tú tienes ahora dos naturalezas: La vieja naturaleza que es física, pecaminosa, imperfecta y a la imagen de Adán y la nueva naturaleza que es espiritual, perfecta y hecha a la imagen de Dios.
Las dos naturalezas siempre están presentes y están batallando constantemente. La naturaleza que prevalecerá es la que alimentes más.

La vida antigua y la nueva
Colosenses 3:5-11 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.”

Reflexión: ¿Volveré a pecar después de ser salvo? Por supuesto, aún tienes la vieja naturaleza.
El mismo apóstol Pablo nos dice en Romanos 7:13: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.”

En nuestra naturaleza humana el portarnos mal no hacía que dejáramos de ser hijos de nuestros padres biológicos. Tampoco el que pequemos después de ser salvos hace que dejemos de ser hijos de Dios. Dios no te echa fuera de su familia cuando pecas, pero tu comunión práctica con Él queda afectada. Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado porque el pecado nos aleja de Él.
¿Cómo nos reconciliamos con Dios los cristianos después de pecar?

La respuesta: Arrepentimiento - Confesión - Perdón
2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Proverbios 28:13 “El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”
1 Juan 1:6-9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

Tu relación con Dios ahora es de Padre a Hijo(a). Tú eres Su hijo y Él es tu Padre celestial. 1 Juan 2:1 dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo”. La biblia dice que Jesús es el primogénito de muchos hermanos. ¡Esos hermanos somos nosotros!!

Ahora que eres salvo, Dios ya no te ve como pecador sino como hijo. Siendo Él el padre perfecto ahora puedes decir que tienes un padre que:
⦁ Te ama y te cuida. 1 Pedro 5: 7
⦁ Te protege. Mateo 18:6
⦁ Te provee lo que necesitas. Filipenses 4:19
⦁ Te guía y enseña. Juan 14:26
⦁ Te ayuda. Isaías 41:10
⦁ Te anima. Josué 1:9
⦁ Te corrige y disciplina cuando desobedeces. Hebreos 12:5‐11
⦁ Te alimenta. Mateo 4:4 Mateo 6:25-26
⦁ Tiene un plan para ti. Romanos 8: 28‐29
⦁ Te perdona y recibe con sus brazos abiertos no importa cuánto te equivoques. Lucas 15:11‐31
⦁ Nunca hará ni ha hecho nada con el propósito de herirte. El sólo hace y permite aquellas cosas y situaciones que te ayudan crecer y madurar. Con el objetivo de que llegues a ser la persona que Él te creo para ser y que desarrolles tu máximo potencial. 1 Juan4:16

Dios es el padre perfecto que nunca comete errores al tratar con sus hijos. Mateo 7:11 dice: “...pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenos dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
¡BIENVENIDOS A LA FAMILIA DE LA FE!

Redactado por los Pastores Andrés y Marialina Hernández

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